domingo, 4 de septiembre de 2011

COMO SER UN BUEN GORILA



1) Enojarse cuando a la gente que no tuvo la fortuna de nacer en una familia de clase media y está desamparada en medio de la pobreza o la indigencia, o los padres son explotados con trabajos en negro, el Estado les paga una asignación de 180 pesos por mes por hijo con la condición que los lleven a la escuela y tengan las vacunas al dia, de ser así les pagan los 40 pesos por mes retenidos. El buen gorila se olvida que a él que trabaja en blanco el Estado le paga un salario familiar por hijo de 220 pesos sin ponerle ninguna condición, y a ese hijo, cuando nació, el Estado le pagó una asignación por nacimiento, y si va a la escuela, una asignación familiar al inicio de las clases, y al casarse, una asignación por matrimonio, y todos los meses otra para la esposa. El buen gorila no piensa que todo ese dinero sale de los impuestos tales como el IVA que pagan los pobres e indigentes (que para ellos son vagos) cuando compran sus pocos artículos de primera necesidad. Al hijo del buen gorila el Estado le paga la asignación por hijo hasta los 23 años si estudia, aunque vaya a una universidad privada o secundario privado o primaria privada, y siempre un poquito sale de los impuestos a los pobres, que si son tantos como dicen,  la plata debe ser mucha. El buen gorila se hace el distraído y no reconoce que el verdadero privilegiado es él.

2) Cuando el buen gorila quiere tener la casa limpita recurre a un pobre o indigente, y ya no le importa su condición, ni que sea negro. Por supuesto que lo vigilará para que no le robe,  pués al buen gorila sólo le importan los robos cuando los que roban son los negros o los “bolitas”. Cuando roba un “hijo de de papá” es solo una travesura.

3) El buen gorila le compra a sus hijos PC , notebook y la play station para que estudien o boludeen, pero se enoja cuando el Estado les da a los estudiantes del secundario estatal una notebook para que puedan tener una buena educación y asi en el futuro dejen de joder al buen gorila porque ya no serán pobres y no necesitarán las asignaciones para vagos que tanto les molestan. Porque el buen gorila además de ser gorila es un poco boludo.

4) Al buen gorila le molesta que, a los lugares que antes gozaba junto a otros gorilas, ahora vaya la negrada maloliente, porque cree que los placeres de la vida están reservados sólo para ellos y no piensan que si la diosa Fortuna los hubiera hecho nacer en una villa, serían villeros y no gorilas.

5) El buen gorila no quiere una sociedad más justa, pues si así fuera, en la repartija a ellos les tocaría menos.

6) El buen gorila manda a sus hijos a colegios privados religiosos y ahí si que no le importa que el Estado los subsidie.

7) El buen gorila quiere la pena de muerte para los ladrones de gallinas, pero se pone contento cuando los grandes ladrones, estafadores y evasores pagan una fianza y quedan libres.

8) El buen gorila se indigna cuando un negro drogado mata para robar, pero se enoja cuando mandan en cana a un genocida que tiraba gente al mar desde los aviones.

9) El buen gorila se la pasa comprando ropa de marca y le molesta que un “bolita” se compre un par de zapatillas, y mientras  él llega al orgasmo tomando un vino de 200 pesos, se indigna cuando la negrada mersa se toma una lata de cerveza.

10) Hay muchas otras características y conductas que definen a un buen gorila, pero hay algunas que sintetizan su idiosincrasia: es egoísta, cree que puede vivir sin necesidad de los demás, tiene sentimiento de culpa por su forma de discriminar y por eso odia y vive pensando en los “negros” gran parte de su vida, porque los ve como causantes de su culpa y su odio, y como si todo esto fuera poco lee La Nacion y el Clarin y se cree todo lo que les dicen porque tiene pereza de pensar. Es evidente: el buen gorila es el antepasado del hombre.


Mariano Saravia.-


martes, 26 de julio de 2011

EVA



Calle Florida, túnel de flores podridas.
Y el pobrerío se quedo sin madre
llorando entre faroles sin crespones.
Llorando en cueros, para siempre, solos.
Sombríos machos de corbata negra
sufrían rencorosos por decreto
y el órgano por Radio del Estado
hizo durar a Dios un mes o dos.
Buenos Aires de niebla y de silencio.
El Barrio Norte tras las celosías
encargaba a Paris rayos de sol.
La cola interminable para verla
y los que maldecían por si acaso
no vayan esos cabecitas negras
a bienaventurar a una cualquiera.

Flores podridas para Cleopatra.
Y los grasitas con el corazón rajado,
rajado en serio. Huérfanos. Silencio.
Calles de invierno donde nadie pregona
El Líder, Democracia, La Razón.
Y Antonio Tormo calla "amémonos".

Un vendaval de luto obligatorio.
Escarapelas con coágulos negros.
El siglo nunca vio muerte mas muerte.
Pobrecitos rubíes, esmeraldas,
visones ofrendados por el pueblo,
sandalias de oro, sedas virreinales,
vacías, arrumbadas en la noche.
Y el odio entre paréntesis, rumiando
venganza en sótanos y con picana.

Y el amor y el dolor que eran de veras
gimiendo en el cordón de la vereda.
Lagrimas enjuagadas con harapos,
Madrecita de los Desamparados.
Silencio, que hasta el tango se murió.
Orden de arriba y lagrimas de abajo.
En plena juventud. No somos nada.
No somos nada mas que un gran castigo.
Se pintó la República de negro
mientras te maquillaban y enlodaban.
En los altares populares, santa.
Hiena de hielo para los gorilas
pero eso sí, solísima en la muerte.
Y el pueblo que lloraba para siempre
sin prever tu atroz peregrinaje.
Con mis ojos la vi, no me vendieron
esta leyenda, ni me la robaron.

Días de julio del 52
¿Qué importa donde estaba yo?

II

No descanses en paz, alza los brazos
no para el día del renunciamiento
sino para juntarte a las mujeres
con tu bandera redentora
lavada en pólvora, resucitando.

No sé quién fuiste, pero te jugaste.
Torciste el Riachuelo a Plaza de Mayo,
metiste a las mujeres en la historia
de prepo, arrebatando los micrófonos,
repartiendo venganzas y limosnas.
Bruta como un diamante en un chiquero
¿Quién va a tirarte la última piedra?

Quizás un día nos juntemos
para invocar tu insólito coraje.
Todas, las contreras, las idólatras,
las madres incesantes, las rameras,
las que te amaron, las que te maldijeron,
las que obedientes tiran hijos
a la basura de la guerra, todas
las que ahora en el mundo fraternizan
sublevándose contra la aniquilación.
Cuando los buitres te dejen tranquila
y huyas de las estampas y el ultraje
empezaremos a saber quién fuiste.
Con látigo y sumisa, pasiva y compasiva,
única reina que tuvimos, loca
que arrebató el poder a los soldados.
Cuando juntas las reas y las monjas
y las violadas en los teleteatros
y las que callan pero no consienten
arrebatemos la liberación
para no naufragar en espejitos
ni bañarnos para los ejecutivos.
Cuando hagamos escándalo y justicia
el tiempo habrá pasado en limpio
tu prepotencia y tu martirio, hermana.
Tener agallas, como vos tuviste,
fanática, leal, desenfrenada
en el candor de la beneficencia
pero la única que se dio el lujo
de coronarse por los sumergidos.
Agallas para hacer de nuevo el mundo.
Tener agallas para gritar basta
aunque nos amordacen con cañones.
Maria Elena Walsh


martes, 12 de julio de 2011

Solidaridad

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Por las valientes declaraciones contra el entramado entre la UCR y el Poder Judicial mendocino, específicamente sobre el colaboracionista de la dictadura, Otilio ACV Romano y el ex funcionario del proceso Roberto Iglesias, han censurado el perfil de facebook de la Agrupación La Discépolo, debido a los constantes reclamos de la adormecida e impotente militancia ucerreísta.
Una vez más, lo que no pueden rebatir con fundamentos y argumentos coherentes, lo pretenden desaparecer.
Ya lo hicieron muchas veces. No cambian más.
Por eso, mi solidaridad con los compañeros y mi repudio absoluto a las maniobras cobardes de los repetidores resignados del pasado nefasto y oscuro al que nunca volveremos.
¡Viva la libertad de expresión! ¡Viva la democracia! ¡Viva la profundización del proyecto nacional y popular!

viernes, 24 de junio de 2011

Cibermilitancia y ciudadania


“Cualquier pelotudo tiene un blog”, soltó con maestría José Pablo Feinmann, y tenía razón.
En esa visión de las cosas, que a simple lectura parece más bien un desprecio, hay una buena parte de la realidad: un blog lo tiene (casi) cualquiera, y de ahí su encanto, su dimensión democrática, su potencia como herramienta de discusión política y por lo tanto de contribuir a la transformación.
Feinmann sabe, como sabemos todos, que así como cualquier pelotudo tiene un blog, cualquier pelotudo tiene un libro. Luis Majul, sin ir más lejos, tiene varios.
Lo que puede asustar de las nuevas tecnologías puestas en manos de militantes, es que vuelven la participación una cosa más a la mano, no reservada para especialistas o tecnócratas, ni filtrada por profesionales o burócratas.
Como dice Feinmann: un blog lo tiene cualquiera. Cualquier pelotudo, sí, pero también cualquier convencido, cualquier voluntarioso, cualquier iluminado.
Lo nuevo siempre conmueve y asusta. Pero es innegable la dimensión democratizadora que la “cibermilitancia” implica en sí misma, atendiendo desde ya a determinados límites que tienen que ver con la propia herramienta: no todos tienen acceso a Internet ni a las computadoras. Pero eso no significa que no sea un espacio enriquecedor para pelear incluso por aquellos a quienes hoy les está vedado ese acceso.
La posibilidad de una comunicación entre pares, la chance de un debate que excede los pequeños espacios geográficos, la oportunidad de enriquecerse en el contacto con los otros, la viabilidad para tomar experiencias de otros puntos del mundo y de la región, son propias de este tipo de “cibermilitancia”, y sin dudas contribuyen a que tengamos un rol más activo como ciudadanos.
Especialmente ha explotado una dimensión innegable y digna de ser reivindicada: la lectura crítica, la posición activa como consumidores de medios. Medios que, a su vez, han quedado en evidencia: pertenecen en buena parte a un poder concentrado que ya tiene sus más jugosos negocios no a partir de la venta de ejemplares de diarios o de espacios publicitarios, sino de empresas asociadas dedicadas a otros menesteres, pero que necesitan de la instalación de un discurso político poco menos que hegemónico, una suerte de “realidad innegable”, tal como se instalaron la mayoría de las “verdades reveladas” en los ’90. Un discurso (casi) único.
Frente a ese panorama, la explosión de los medios alternativos, ya sea radiales como en la web, ha resultado un revulsivo saludable. Ahí se está gestando ciudadanía, que es estar atentos, activos y en contacto con los demás; compartir ideas y discutirlas; poner en debate distintas visiones del mundo o de los pagos más chicos.
Lejos de ser la panacea, la cibermilitancia tiene sus propios vicios (como cualquier otra militancia), y tendrá que encarrilar sus objetivos y metodologías. Habrá que separar la paja del trigo, como siempre.
Pero de lo que no hay dudas es de que ha contribuido de manera pujante a gestar nuevos ciudadanos, despojados de la mochila de las “verdades” que los grandes medios pretendieron imponer no sólo en un país, sino en la región e incluso en el mundo.
En ese sentido, el aporte de la Ley de Medios ni siquiera está medido aún: la necesidad de su aplicación completa no es ni siquiera de un gobierno, sino de infinidad de medios comunitarios y alternativos, de organizaciones que de otro modo se ven dificultadas de explicar sus prioridades y difundir sus ideas y acciones.
“La necesidad –resume, por ejemplo, Enrique Orozco en la revista “Crisis”– es de los que apostamos a crear otros modos posibles de intervenir, a decir de otra manera, a buscar más allá de este menú que nos venden como nuevo pero se repite cada día”.
Hoy toda realidad presentada por los grandes medios está en cuestión. Y no hay nada más ciudadano que eso: cuestionar, indagar, dudar, preguntar. Todo eso es intervenir, y desde ya que requiere el complemento de trabajar, proyectar, proponer.
Como sea, lo que aparece ahí en juego es la voluntad política. Así se transforman las cosas: con voluntad política. Y ojalá llegue un día en que –diría Feinmann–, así como cualquier pelotudo tiene un blog, cualquier pelotudo tenga voluntad política. Eso es la democracia.

miércoles, 15 de junio de 2011

DNI argentino para un malvinense

Nació en Malvinas, nació en territorio argentino”, sintetizó ayer el ministro del Interior Florencio Randazzo. Efectivamente, James Peck nació en 1968 en Puerto Argentino, pertenece a la cuarta generación de una familia malvinense y, luego de tramitar su acta de nacimiento en el Registro Civil de Tierra del Fuego (jurisdicción que comprende también la Antártida e Islas del Atlántico Sur), recibió ayer de manos de la presidenta Cristina Fernández el Documento Nacional de Identidad que lo reconoce como ciudadano argentino.
Tal como adelantó Tiempo Argentino en su edición de ayer, Peck, artista plástico residente en Buenos Aires desde 2006, se convirtió en el primer ciudadano originario de Malvinas en recibir su certificado de nacimiento de parte del Registro Civil de Ushuaia.